martes, 19 de junio de 2012

¿QUE CLASE DE PERSONAS VAN AL PSICÓLOGO?


Estamos en una sociedad aparentemente abierta, en la que hemos de estar continuamente adaptándonos a los cambios de nuestro entorno, en la que apenas se lucha por lo que se desea, en la que a veces no se sabe lo que se necesita y es que en realidad, nos queda mucho por aprender...
Nos hemos acostumbrado a utilizar etiquetas muy generales para definir conceptos porque de este modo nos resulta más sencillo comunicarnos con los demás. Es cierto que de este modo nos ahorramos muchas explicaciones y compartimos una visión más o menos parecida del mismo concepto, pero esta manera de clasificar las palabras induce frecuentemente a errores y falsos prejuicios. Un caso claro de lo que intento exponer es el caso de la figura del psicólogo, que crea una idea errónea de lo que es su profesión.
Tiempo atrás los psicólogos estábamos bajo la etiqueta de “esoterismos y ciencias mágicas”, dando una visión surrealista y poco necesaria de nuestra profesión. Se creía que estos profesionales de la salud, con dotes paranormales, a simple vista ya conocían a las personas y lo que les iba a ocurrir. No es de extrañar que bajo esta visión se nos colgara el título de estafadores, ya que la información que puede extraer un psicólogo mirando a una persona, no es tan distinta a la de cualquier otro que observe de manera activa.

Tiempo más tarde y bajo el manto de “profesión inútil” nos encasillaron en meros oyentes de lo que les sucede a las personas. No es raro observar en los medios de comunicación, la figura del psicólogo en un despacho junto a un diván escuchando lo que el paciente le dice y dando consejos. Esta visión dista mucho de la realidad, ya que no somos consejeros o personas que se ganan la vida observando como otros “desnudan sus sentimientos”.

He redactado este artículo con la simple intención de hablarles de mi profesión y las personas que se benefician de ella.

La profesión del psicólogo es muy dura, pues trabajamos a diario con el sufrimiento humano. Cada persona que nos demanda ayuda es atendida como única y exclusiva, adaptándonos a sus necesidades y captando su realidad. Nuestro trabajo consiste en estudiar al otro, sentir su dolor, experimentar sus emociones, ver a través de sus ojos y escucharle como ni si quiera él es capaz de escuchar. Gracias a toda esta información y su experiencia en el manejo de las emociones y sentimientos, el profesional proporciona las herramientas necesarias para que el paciente pueda “por él mismo” superar su situación actual y mejorar su calidad de vida.

En la vida real, las personas hemos de aprender a adaptarnos al dolor, al sufrimiento, a la ansiedad y a todas aquellas emociones desagradables que experimentamos a diario.... la realidad es que las personas no toleramos el dolor y nos cuesta muchísimo aprender a gestionar emociones que no deseamos tener, nos encontramos con una lucha eterna entre lo que deseamos y lo que sentimos. Aquí es donde entra mi profesión.

Cuando las personas nos lesionamos físicamente, no tenemos ningún problema en asistir a nuestro médico de cabecera para que nos alivie el dolor. ¿Porque no somos capaces de ir al psicólogo cuando nos duele algo en nuestro interior que no sabemos apenas localizar?

Las personas que asisten al psicólogo son TODAS AQUELLAS QUE DESEAN POR SI MISMAS CONOCERSE Y APRENDER A MANEJAR MEJOR SU DOLOR Y SUFRIMIENTO. QUE DESEAN DETECTAR SUS PUNTOS DÉBILES Y MEJORARLOS.

Mi intención no es convenceros de nada, simplemente hablaros de mí y a lo que me dedico. Por cierto, mi nombre es Isabel y soy psicóloga.

Aprovecho para felicitar a todas aquellas personas que lejos de prejuicios y etiquetas me han concedido el placer de conocerlas y me han permitido ayudarles.


Muchas gracias.

Isabel.

jueves, 7 de junio de 2012

LA DEPRESIÓN: UN TÉRMINO DEL QUE SE ABUSA DEMASIADO


 Es muy habitual en nuestra sociedad y ritmo de vida, utilizar la frase : “ estoy deprimida” para resumir un estado de animo bajo o caracterizado por la tristeza como elemento que destaca por encima del resto.

Lo cierto es que existen distintos tipos de alteraciones en el estado de animo. La depresión es un trastorno del estado anímico que repercute seriosamente en la calidad de vida del que lo padece. Por ello es muy importante no utilizar el término a la ligera. La mayoría de las personas aprendemos a utilizar etiquetas para movernos por el mundo con mayor facilidad, sin embargo algunas etiquetas son un tanto injustas ya que provocan la pérdida de seriedad de aquellas personas donde la tristeza y el desánimo se ha apoderado de su día a día...

Lo mismo ocurre con otros términos como : “ paranoia”, “ locura”, “ demencia”, “ psicólogo”.... que lo único que consiguen es poner bajo una etiqueta un juicio erróneo.



Para todos/as aquellos que puedan tener alguna duda sobre la Depresión, vamos a explicar algunas de las características que la acompañan:


  • Pérdida significativa de peso provocada por la pérdida de apetito
  • Falta de motivación
  • Disminución de las relaciones sociales y situaciones de interacción
  • Cansancio
  • Desánimo
  • Alta sensibilidad
  • Reducción del deseo sexual
  • Disminución de la empatia
  • Necesidad extrema de encontrarse con la soledad

Es muy importante cuando la persona percibe algunos de estos indicativos, buscar ayuda externa, ya que uno mismo se boicotea su propio estado anímico. Es decir, cuando una persona está desanimada, disminuye la actividad física y al disminuirla, aun reducen más las ganas de hacer cosas... de tal modo que con el paso de los días termina ella misma “ castigada” por su propio estado de ánimo hasta tal punto que se deterioran sus relaciones sociales y personales.

             “ La mejor persona que puede levantarte el estado de ánimo eres tu misma”